HOMENAJE A LUIS LUCHI

Durante el mes de octubre se realizarán los actos de homenaje al poeta Luis Luchi en conmemoración del décimo aniversario de su muerte:

BARCELONA

En el Centro Cívico Pati Llimona. Regomir 3.
7 de octubre. 19:30 hs. Sala Foyer
Inauguración de la exposición de fotografía.


Presentación del libro “ESPÉRENME QUE VOLVERÉ” editado con motivo del homenaje, con ilustraciones, prosa inédita y poesía de Luchi.

Desde el 4 al 16 de octubre
Exposición de retratos de Luis Luchi, fotos familiares y con amigos de Buenos Aires y Barcelona.

En el Casinet d'Hostafrancs, Rector Triadó 53
16 de octubre
18:00 hs. Peña musical (tango, folklore, etc.)
19: 45 hs. Llamada uruguaya con tamboriles.
20:00 hs. Actuaciones musicales, teatro, danzas, lectura de poemas, títeres, espectáculo poético-musical, vídeos, etc., dedicados a recordar vida y obra de nuestro poeta.

Se cerrará el acto con murga y nueva peña.

En la antesala estarán expuestos diferentes materiales de la trayectoria poética y vital de Luis Luchi.

Habrá choripanes, dulces, bebidas, etc.

Este horario podrá estar sujeto a cambios.

Cementerio de Montjuïc
17 de octubre
Visita al cementerio de Montjuïc donde descansan los restos de Luis Luchi.

BUENOS AIRES

En el club SABER, Llerena 2727 (Parque Chas) Capital Federal

16 de octubre. 20:30 hs.
Lectura de poemas
Cuesta Arriba (trío de tango)
Turbio Tinte Trío

Vídeo

domingo, 7 de febrero de 2010

Nota y reseña, de Lilian Garrido



de Parque Chas: "estamos haciendo historia"



Parque Chas web com.ar
desde Parque Chas al mundo

AMORES Y POEMAS EN PARQUE CHAS



LA REPUBLICA DE LUIS LUCHI


Te espero en Ávalos y Berlín...



Por Lilian Garrido
Buenos Aires, enero 2001

Teníamos varias cosas en común. Nos gustaba juntarnos a charlar hasta altas horas de la madrugada: la noche, en Buenos Aires y en Barcelona, es más apta para que fluyan los pequeños y grandes temas. Leíamos hasta el hartazgo (él mucho más que todos nosotros).

La literatura -sobre todo la poesía-, ocupaba un lugar importante en nuestro temario. Lo que más me interesaba escuchar, sin embargo, era el enorme anecdotario que rodeaba cada poema, cada edición, cada nombre. Para todo y para todos había un contexto, una referencia. Y era entonces como revisar la historia, la universal y la cotidiana, la oficial y la secreta. Paseábamos por el mundo sin movernos de esa mesa de café, sin salir del comedor de su casa o de la mía.

Por las rendijas de la interminable conversación se filtraban sus análisis políticos, su visión de las cosas. Nunca lo escuché hablar mal de nadie, quizá porque su infinita bondad le permitía comprenderlo todo y si la cosa se prestaba para una opinión adversa, su ironía la disimulaba.

Me acuerdo del día en que le mostramos una foto de Paco Urondo en Cuba, alIado de un retrato de José Martí. "Ah, sí. A ellos les gustaba sacarse esas fotos importantes", fue el único comentario.

Había nacido en Buenos Aires el 11 de octubre de 1921 pero se mantuvo siempre más joven que todos y por eso nos acercábamos a pedir opinión o consejo o simplemente a buscar sus oídos atentos y su palabra amiga. Era un sabio. Su sabiduría radicaba más que en los conocimientos que le habían dado sus lecturas y experiencias de vida, en su sencillez y humildad sin límites.

Enemigo de los homenajes y las fajas de honor, nunca conocí a nadie tan sinceramente desinteresado por los premios, tan ajeno al lobby. Habíamos crecido enel mismo barrio y esa denominación de origen nos hacía indestructibles. Parque Chas no tenía secretos para nosotros y mucho menos para ellos, una buena barra, que había pasado de las calles de tierra al asfalto casi sin darse cuenta. Ir de Cádiz y Victorica a Bauness y Bauness era sólo caminar cien metros.

En otro barrio hubiera sido una línea recta, pero en el nuestro es todo curvo y ondulante, como las caderas de las musas de Pedro Gaeta. Esa distancia tan corta se transformaba en un "viaje" en sentido griego, un camino de aprendizaje. En uno de mis viajes aprendí, Luchi me enseñó, que el trabajo debe ser remunerado; en otro, me llevé a Hemingway bajo el brazo; en otro, supe que el conocimiento es una tarea sin fin. . .

Una vez a mi hermano, entonces un pibe, se le había ocurrido leer la Biblia. "Tenés que pedirle permiso a tu papá, porque tiene algunas partes pornográficas". Papá, que nunca la había leído, se sorprendió con la advertencia.

No había motivos para prohibir su lectura, pero si Luchi lo observaba. . . Había hacia Luchi cierta veneración y respeto. El propio Roberto Santoro, íntimo amigo, en un reportaje que le hizo y que quedó registrado, por momentos preguntaba con excesivo cuidado.

Era, por otra parte, complicado lograr una entrevista: su modestia -sincera, nunca falsa-, lo ubicaba en una situación incómoda cuando se sentía centro. Era orgulloso, sin embargo, de su trabajo de poeta y muy cuidadoso de sus publicaciones. He estado toda una tarde junto a él corrigiendo las pruebas de Fuera del margen y, me consta, tenía en claro cada verso, cada palabra.

Para la edición de Amores y poemas en Parque Chas, seleccionó y envió los poemas desde Barcelona, eligió el título, revisó las pruebas que le llegaron por correo y nos las reenvió a la semana siguiente con algunas aclaraciones ad hoc. Un modo de mostrarnos que en su elección por el ocio -ocio creador, se entiende-, había responsabilidad y respeto por la gente.

Por lo demás, es un error creer que Luchi se desentendía de las ediciones: en la medida de sus posibilidades, manteniendo un estilo "porteño por la sutileza", seguía de cerca el asunto. Sin dudas, faltó un agente literario que viera en sus escritos valiosa mercancía. No faltaron en cambio amigos -tenía a montones-, que valoraran su poesía.

Su primer libro, El obelisco y otros poemas, fue publicado porque el escritor Juan José Manauta, entonces director de Signo, se había entusiasmado con los poemas de Luchi, quien trabajaba como vendedor viajante para esa editorial. Desde la publicación de El obelisco..., en 1959, hasta Poemas y pinturas (1999), fueron 40 años dedicados a la poesía.

Trece libros aparecidos en la Argentina y cinco en España, además de los tres discos y el compact disc donde quedó registrada su voz, hablan de una producción vasta y muestran un universo poético donde absolutamente todo tiene cabida.

En su casa de Bauness y Bauness -Bauness entre Bauness y Atenas, para ser más precisa-, era fácil encontrar a Luchi durante el día, sentado en una habitación tapizada con libros del piso al techo, leyendo o escribiendo. Papá había ido a visitarlo una mañana y ahí estaba, muy concentrado en la lectura de una novela: -¡Hola, Luchi!, ¿qué está leyendo? -Los Karamazov.-¡Dostoievski!. Yo la leí hace mucho. . .-Yo la leí cinco veces. -¿Qué le parece? -¡Una porquería!

Los domingos a la mañana podía vérselo en la plaza (la placita del Trébol, por supuesto), hamacando a sus nietos. Por las noches había que buscarlo en algún bar de la avenida Corrientes o sus alrededores o en algún acto de homenaje a o de solidaridad con o en la presentación de algún libro -propio o ajeno-, o en una lectura de poemas o en la inauguración de una muestra o simplemente caminandopor ahí, recorriendo librerías o disfrutando de los colores y olores de Buenos Aires. Difícilmente anduviera solo.

Era habitué del bar Ramos -cuando el Ramos era el Ramos-, de El Estaño de Talcahuano y Corrientes -al que habían bautizado "El Gardelito"-, y del viejo Bachín, la cantina que estaba sobre Sarmiento, casi esquina Montevideo. Solía ir a La Paz, Los Pinos y La Academia, también.

En Parque Chas, tenía su "despacho" en el bar de Triunvirato y La Pampa. Le gustaban los bares a la vieja usanza y una de las cosas que más lo había tocado fue descubrir, en una de sus venidas a Buenos Aires, la impersonalidad que habían adquirido los boliches, todos iguales, con sus luces de neón y mesas de fórmica. Gran caminante, conocía Buenos Aires mejor que cualquier porteño y Barcelona mejor que cualquier catalán.

Ese andar observándolo todo, en sus mínimos detalles, le daba material para sus poemas. Su observación del habla popular, de las costumbres, de las pequeñas y grandes cosas de la vida, su percepción del alma humana y su conocimiento de la historia, lo colocaban en una situación de privilegio.

Cuando a fines de 1975 decidió irse a Barcelona, en barco,algunos amigos organizaron la cena de despedida en la cantina Chicho, de Plaza y Zárraga. Roberto Santoro, tras haber comido los tallarines y albóndigas de rigor, especialidad de la casa, se puso de pie, leyó un "discurso" optimista y le entregó obsequios preciosamente preparados para la ocasión: un boleto de tranvía y una bolita cachuza.

Nadie pensaba en el adiós, pero todos intuíamos -situación política mediante-, una larga ausencia.Contra todos los pronósticos, Luchi quedó anclado en Barcelona. Vino unas cuantas veces a Buenos Aires pero su idea de volver para siempre quedó incumplida. Tenía, eso sí, estrategias que irremediablemente lo traían al barrio. Repetía hasta el cansancio que el dedo de la estatua de Cristóbal Colón, erigida en el puerto de Barcelona, señalaba Parque Chas.

Siendo consciente, además, de la personalidad del barrio y como buen anarquista, la fundación de la República Independiente de Parque Chas se había transformado en un objetivo a corto plazo. Decía que sobre Pampa, "nuestro río navegable", debíamos anclar los barcos para defendernos de los ataques de Villa Urquiza. Había elaborado numerosas tácticas militares, envidia de los mejores estrategas, para sorprender al enemigo en esa especie de tela de araña, contándose entre las más eficaces la cita en Ávalos y Berlín. . .

Una noche, desde el balcón de su departamento de Victorica y Pampa, atalaya de la República, me señaló los puntos estratégicos para la ubicación de los francotiradores. Esa misma noche y en ese mismo balcón, me confesó la tristeza que le producía regresar a España. "¡Y justo ahora te ponés melancólico! . Pensá que vas a hacer un trámite y volvés", le dije. "¡Eso! -me respondió-. ¡Sí señor!. Voy a arreglar unos asuntos con mi notario y vuelvo".

La última vez que estuvo por estos pagos fue en 1995, cuando se presentó su libro Jardín Zoológico. En Barcelona fue siempre un porteño más. Nunca abandonó el mate ni la vida de boliches. Siguió escribiendo en español rioplatense (en Resumen del futuro publica "Vida rea", poema lunfardo que pocos catalanes habrán entendido). Siguió participando activamente de toda causa que considerara justa.

Allá -24 años no es poco-, se hizo su lugar (no muy diferente del de acá). Los poetas jóvenes lo respetaban y admiraban y prueba de esto es el homenaje que le hicieron en las Ramblas, hace algunos años. Tan desinteresado por ser centro de nada (no desagradecido, ¡cuidado!), el día que tenía que leer dejó los poemas en su casa y hubo que ir a buscarlos. Pero así era Luchi y por eso lo queríamos.

Haciéndole un corte de manga a las leyes de la naturaleza lo creíamos inmortal. Sabíamos de sus problemas cardíacos, de su fatiga, de su internación en el Hospital del Mar y de su resistencia a la internación. Sabíamos de sus años de alcohol y cigarrillo. Sabíamos muchas cosas pero la convicción de su inmortalidad era más fuerte.

Por eso, cuando el 21 de octubre de 2000 me llamaron paradecirme que había muerto, no pude más que despedirlo con un ¡Parque Chas libre o muerte!, en un esperanzado intento de confirmar que la República Independiente de Parque Chas seguía en pie.




Algunas consideraciones sobre la poesía de Luis Luchi.

Contexto

Para ubicarnos en tiempo y espacio, digamos primero que Luis Yanischevsky, hijo de inmigrantes rusos, nació en Buenos Aires, en Villa Crespo, el 11 de octubre de 1921. A los cinco o seis años de edad se mudó con su familia a Parque Chas y ése fue su barrio.

En esos tiempos, Parque Chas era geográficamente un potrero con unas pocas casas dispersas y, étnicamente, un crisol de razas: rusos, polacos, italianos, españoles, turcos, alemanes y, por supuesto, criollos, compartían los mismos límites.

Luchi fue creciendo junto con el barrio, conviviendo con las
distintas lenguas y costumbres (poema "Che, turco"), quizás influido por su propia familia, militó activamente en el Partido Comunista y fue evolucionando hacia el anarquismo (les diré / tratando de no hacer mal a nadie / préstenme las obras de Kropotkin / que tengo ganas de leer).

Trabajó como obrero gráfico en editorial Atlántida, como vendedor viajante de libros para las editoriales Signo, del
PC, y Raigal, de la UCRI, hasta que se convenció de que el mundo del ocio era más gratificante y decididamente menos alienante que el del negocio y a partir de esa evidencia se dedicó de lleno a la poesía.

Tanto por elección como por convicción, se mantuvo siempre al margen de la cultura oficial. Esta "marginalidad" lo apartó de las academias, los claustros universitarios y los suplementos literarios de los principales diarios del país.

Lo acercó, en cambio, a grupos literarios más populares, que optaban por los cafés como punto de reunión y los clubes de barrio o entidades similares como lugares de acción. En los años '60 participó activamente en El Matadero, grupo de cuentistas cuyo nombre rendía homenaje al relato de Esteban Echeverría, considerado el primer cuento argentino.

El grupo se reunía en el café El Estaño, de Talcahuano y Corrientes, al que habían renombrado "El Gardelito" y estaba integrado por Guillermo Cantore, Blas Raúl Gallo, Nenina Caro, Mario Lesing, Arminda Ralesky y Lubranolas, entre otros.

El Matadero se proponía publicar a jóvenes que escribieran con sentido popular y, para tal fin, crear una editorial con selección oral y pública de cuentos. Nuevo Teatro les prestó varias veces la sala donde integrantes del grupo leían sus relatos y el público, convertido en una especie de asamblea,
definía la publicación con su aprobación o su rechazo.

"El brasilerito", único cuento publicado por Luchi, apareció en la antología Cuentistas argentinos contemporáneos, editada por El Matadero en 1961.

Entre paréntesis: como un saludo a sus compañeros narradores, los libros Resumen del futuro y Mishiadura en las dos ciudades , publicados en Barcelona en 1984 y 1993, respectivamente, fueron editados por Ediciones del Escorxador, palabra ésta que en catalán significa "matadero", aunque el homenaje se limitó sólo al nombre, ya que el espíritu de participación y polémica se había perdido.

Volviendo a los '60, merecen por lo menos ser mencionados los interminables asados en la casa de Enrique Wernicke, en Olivos, donde se juntaban poetas y escritores, generalmente los sábados y hasta bien entrado el domingo, para hacer honor a la literatura y el vino.

A fines de los '60 y en los 70, junto con el poeta Roberto Santoro, el músico Eduardo Rovira y el artista plástico Pedro Gaeta, formó el grupo Gente de Buenos Aires.

Además de una gran amistad, compartían el sentido social
y la necesidad de realizar actividades culturales como parte de la revolución que llevaban adelante.

Buscando la mayor participación posible y con la idea de integrar a los artistas con el público y a las artes entre sí, Gente de Buenos Aires decidió que los clubes de barrio, las sociedades de fomento y las escuelas eran los escenarios ideales para desarrollar su propuesta.

El grupo realizó también una actividad editorial intensa y, gracias a ella, la voz de Luchi quedó registrada en el disco simple Tango de música a lo lejos y su letra impresa en los libros Los rostros, Poemas (1946-1955) y La pasión sin Mateo.

Por otra parte, en varios de los libros de Luchi, participan
artistas plásticos: El ocio creador está ilustrado por Miguel
Dávila; La vida en serio y Los rostros, por Pedro Gaeta; Mishiadura en las dos ciudades por argentinos y catalanes:
Joan Alonso, Raúl Capitani, Héctor Cattolica, Roberto Duarte, Pedro Gaeta, René Langlois, Marie Ange Margall, Miguel Ratto "Kinoto", Luis Suvervil y Carlos Terribili; Contestarse a sí mismo en el canto, por Oscar Grillo; Poemas y Pinturas por Miguel Ratto "Kinoto".

Para seguir en esta línea de participación e integración, en Amores y poemas en Parque Chas colaboran tres plásticos, los tres de Parque Chas -por nacimiento o por adopción-: Pedro Gaeta, Hugo Griffoi y Juan Carlos Ferrero.

Precisiones más, precisiones menos, hay que ubicarlo en
la vertiente políticamente más comprometida de la
generación poética del '60.

Más allá del partido o facción donde cada uno estuviera o militara, todos creían, Luchi el primero, en la revolución social. y si bien él era mayor que los muchachos de dicha generación, empieza a publicar en aquellos años. Hay, por otra parte, temas comunes: la ciudad, el barrio, el tango, las luchas sociales, la admiración por César Vallejo y Vladimir Maiacovski. El estilo coloquial es otra característica compartida.

Texto

Decir que el estilo de Luchi es coloquial es decir muy poco si no se hacen algunas salvedades. Es coloquial el estilo de Humberto Costantini, de Roberto Santoro, de Roberto Juarroz y de María Elena Walsh, para poner ejemplos de un lado y del otro. Es en el uso que hace del lenguaje donde su voz se diferencia dentro de la corriente coloquial y donde se nota la búsqueda -y el logro- de un estilo propio.

El coloquialismo se advierte, por ejemplo, en el uso del voseo, el imperativo y una sintaxis a veces descuidada. Pero hay muchos otros componentes que distinguen la voz de Luchi como personal y única.

Voz que, por otra parte, adopta distintos tonos: el tono admonitorio de "Instrucciones para el hospital Tornú", contrasta con el nostálgico de "Lugar donde se nació" o "Final de la casa" y/o con el jocoso de "Cerrado por duelo".

Los paralelismos, enumeraciones y acumulaciones abundan en su poesía. El divertido poema "Tercero en discordia", del libro La pasión sin Mateo (1976) es un in crescendo de insultos que terminan incluyendo al lector como árbitro.

En "Festejando el triunfo", de Resumen del futuro (1984), asume la voz colectiva al acumular frases hechas tomadas del acervo popular. Otro tanto ocurre en "El espiante (en gran forma)", de Vida de poeta (1966), aunque aquí la irónica enumeración de clisés termina con un sentencioso los grandes destinos / esperarán un poco más.

Su discurso poético se nutre de clisés, jergas, expresiones
populares y voces lunfardas. Luchi ha escrito algunos poemas lunfardos ("El cana Manopla"), pero además palabras lunfardas aparecen con frecuencia y naturalidad en sus versos.

Esto es un ingrediente de su coloquialismo pero además de la porteñidad que tiñe toda su poesía. Desde su primer libro, El obelisco y otros poemas ( 1959), se perfila como un poeta ciudadano, especialmente de la ciudad de Buenos Aires. La ciudad está presente como espacio fisico y también como espacio lingüístico. Luchi escribe -esto es obvio- en español "porteño".

El uso del voseo, el lunfardo, el mundo referencial de las comparaciones, el sentido del humor -muchas veces irónico y hasta sarcástico-, las sutilezas y, sobre todo, el modo de decir, remiten al español que hablamos en Buenos Aires.

Otro elemento destacable y que apunta en esta dirección es la intertextualidad: sus versos se cruzan a menudo con citas de letras de tango (disminuyendo víctimas de helicópteros / masacres, soledades, lunas / y más allá la inundación) o de algún otro poeta.

Pero también el cruce se produce con expresiones del habla popular, que se mezclan entre sus versos y funcionan como propias: la viuda es hija del barrio / su primogénita ligera de cascos arrepentida. Con los refranes ocurre lo mismo: "Canto de pescadores", de Ave de paso (1973), está armado sobre la descomposición y recomposición de refranes relacionados con el río y la pesca ("a río revuelto, ganancia de pescadores", "el pez por la boca muere, " cuando el río suena...", etc.).

El sentido del humor y la ironía de Luis Luchi merecen ser resaltados, tanto en su vida como en su obra. En "Cerrado por duelo" sintetiza una situación que parece extraída de un monólogo de Niní Marshall. Pero sus humoradas alcanzan el clímax con El muerto que habla (48 penúltimos poemas) - Poemas cortos de genio (1970), dos libros en uno, invertidos.

Hay un humor más sutil, entre líneas, como cuando dedica "Belgrano mi general" al historiador Grosso chico, aludiendo al rematador Gerónimo Grosso, encargado de la venta de los lotes de Parque Chas y al ilustrador Fortuny, algunas de cuyas obras ilustran el Curso de historia nacional del sí historiador Alfredo B. Grosso.

Lejos de ser original, ya que estas experimentaciones discursivas las hacían los surrealistas a principios del siglo XX, Luchi aprovecha el espacio para desplazamientos de texto ("Algunos preguntaban si era poeta. . . " o "Todo a veinte, años después"), mezcla palabras con símbolos matemáticos y hasta incluye un pentagrama, como en " Háblenos de su pasado" , del libro Fuera del margen ( 1992) .

Pero el surrealismo se filtra por otro lado, como cuando en "Algunos preguntaban si era poeta. . . " de repente dice Levantaban la tapa del piano / y me dejaban pasar .

Luis Luchi reivindica las cosas más simples para la poesía: herramientas de trabajo o una gota de lluvia que cae sobre un paraguas pueden ser materia para sus poemas. En su poesía, sustantiva y directa, tienen cabida todos los temas, desde los más vulgares hasta los universales, como la amistad y el amor.

Hay poemas que son casi una instantánea de situaciones cotidianas ("Cerrado por duelo"), un cuadro de costumbres ("Belgrano mi general"; "Che, turco"). "Yo escribo para decir cosas que tienen que ver con un pensamiento y con una propuesta -dijo en una oportunidad-. No estoy con el artepurismo ni tengo nada que ver con la Torre de Marfil. Mi poesía se dirige al hombre. En este mundo poético donde todo, absolutamente todo, puede ser materia del poema, el
centro es el hombre y sus dichas y desdichas cotidianas".

Una de las maneras de captar los sufrimientos y alegrías
del hombre es mediante sus propias experiencias: el poeta
viaja, camina, recorre la ciudad, observa situaciones desde
la ventanilla del tren y después poetiza lo vivido.

Este motivo del homo viator, otra constante en la poesía de Luchi, puede verse en "Maneras de empezar una conversación", pero está más claramente expresado en "Caminando despacio", de El ocio creador (1960), por citar sólo dos ejemplos.

Son también producto de su poder de observación y de
su permeabilidad a todo lo humano, poemas como "Los
apellidos y las profesiones", de El obelisco y otros poemas, o "Los nombres y el amor", de Poemas cortos de genio (1970), estructurados sobre la sucesión onomástica y destacables por su humor e ironía.

Podemos citar asimismo "Admiración por los próceres", de ¡Gracias, Gutenberg! (1980), donde la acumulación de nombres de calles, cada una con la reflexión o comentario que desata en el poeta, muestra que la ironía como rasgo de estilo es una de las formas de su espíritu contestatario.

En éste, su último libro, Luis Luchi vuelve al barrio. Es exagerado hablar del "periplo del héroe" pero hay, sí, un círculo que se cierra. El tono de Amores y poemas en Parque Chas. está mucho más emparentado con el de El obelisco y otros poemas que con el de Jardín zoológico (1995) o Poemas y Pinturas ( 1999) .

El barrio está plasmado en escenas ("Cerrado por duelo", "Relaciones de la familia Chas con mi familia y la de los vecinos", "Che, turco", "Once pepinos fóbal club") o en pormenores como los nombres de las calles o la inundación que las lluvias producen en la calle Pampa.

No hay, nunca las hubo, descripciones de Parque Chas, quizá porque importan más la escena y los actores que el escenario.

A lo mejor también por este motivo, en algunos poemas escritos en España, Buenos Aires y Barcelona se encuentran en pequeños detalles (el nombre de una calle, una línea de colectivo, un parque...). Por último, el Parque Chas de Luchi es el de su niñez y adolescencia, el del recuerdo. ¿Paraíso perdido? Su manera de afirmar de aquí soy, aquí me quedo.

El señor Chas y el señor Grosso Pedro Gaeta
El poeta en Parque Chas
Pedro Gaeta

Relaciones de la Familia Chas con mi familia y la de los vecinos. Luis Luchi

Me gustaría empezar por ellos
para que no me duela tanto
por haber sido niño de acción
con los materiales del río de la luna,
de las obras en construcción
y los días calurosos en que se vivía
y no se dejaba vivir.
Hijos dilectos de la calle
consagrados a crecer
con los cuatro elementos
y la escarcha que congelaba el barro.
Allí se clavaron banderas invencibles
hacia todos los sentidos del paraíso
cambiando los trapos por zapatos
en los Incas y Triunvirato
para que Ramón el portero
nos dejara entrar en la escuela.
El Pampero que apagaba las mechas,
alumbrados a kerosén.
El agua que llovía de arriba
y de abajo cuando Pampa
nuestro río navegable
inundando los pozos ciegos
y los mates se tomaban con agua hervida.
El fuego rimaba con carbón,
los que después fueron árboles
crecían a la par de nuestra estatura,
dejándonos abajo,
reforzados con alambre
se convertían en cercos
para que cada familia
tuviera sus peleas privadas.
Bosque de cardos, abrojitos,
yuyos altos estimulando zoologías inclasificables,
cortina protectora de miradas curiosas
de su función de servicios y violaciones.
Cuánta, Dios, cuánta pureza, dios, cuánta.
Y cómo llegar grandes
apoyados en ladrillos de canto
señores Grosso Toscanos Avanti La Estrella
que en vez de convertirnos
en su mano de obra barata
nos tomábamos el tranvía siete
y volvíamos a veces de visita
y agitados y tarde
a los velorios de los abuelitos.


Obra publicada


Luis Luchi publicó en la Argentina trece libros: El obelisco y otros poemas (Buenos Aires, Signo Publicaciones, 1959), El ocio creador (Buenos Aires, Ediciones Stilcograf, 1960), Poemas de las calles transversales (Buenos Aires, Editorial Salamanca, 1964), La vida en serio (Buenos Aires, Editorial Stilcograf, 1964), Vida de poeta (Buenos Aires, A.Burnichon Editor, 1966), El muerto que habla (48 penúltimos poemas) -poemas cortos de genio (Buenos Aires, Ediciones Buenos Aires Leyendo, 1970), Ave de paso (Buenos Aires, Ediciones Noé, 1973), Los rostros (Buenos Aires, Ediciones Gente de Buenos Aires, 1973), Poemas 1946-1955 (Buenos Aires, Editorial Papeles de Buenos Aires, 1976), La pasión sin Mateo (Buenos Aires, Ediciones Gente de Buenos Aires, 1976), Antología poética (Rosario, Santa Fe, Editorial Fundación Ross, 1986), Fuera del margen (Buenos Aires, Utopías del Sur, Cuadernos de Poesía Labio partido, 1992), Jardín Zoológico (Buenos Aires, Ediciones Último Reino, 1995).Y dos discos: Tango de música a lo lejos (Simple. Ediciones Gente de Buenos Aires, 1966. Poemas y voz: Luis Luchi. Música e intérprete: Eduardo Rovira. 1lustración de tapa: Pedro Gaeta) y Antología por mí (Larga duración. Poemas y voz: Luis Luchi. Producción y realización: Buenos Aires Oyendo, 1969).

En España:


¡Gracias, Gutenberg! (Barcelona, La lira argentina, 1980. Edición auspiciada por la Casa Argentina en Cataluña), Resumen del futuro (Barcelona, Ediciones del Escorxador, 1984), Mishiadura en las dos ciudades (Barcelona, Ediciones del Escorxador, 1993) , Contestarse a sí mismo en el canto (Barcelona, Ediciones Bajo El Poncho1997), Poemas y pinturas (Poemas de Luis Luchi y pinturas de Miguel Ratto "Kinoto".

Barcelona, Save As, 1999). Disco / Cassette: A medio hacer todavía (Larga duración. Jorge Sarraute, Alberto Szpunberg, Luis Luchi. 1982). Compact Disc : Todos se dan vuelta y miran. Poetas argentinos en BCN. (Barcelona, 1999. Poemas y voces: Susana Drangosch, Andrés Ehrenhaus, Jonio González, Luis Luchi, Alberto Szpunberg. Música: Jorge Sarraute. Poemas musicalizados interpretados por el grupo Vox Populi).





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