Luis Luchi, un personaje inolvidable
Primero, escuchen la voz de Luis Luchi, que lee el poema El Sena para mí. Después les cuento una pequeña historia.
Hay cuatro o cinco libros que recuerdo de mi niñez. Bah, de cuando me empezó a interesar la lectura y el libro como objeto.
Cuando yo tenía 9, 10 años, la biblioteca de mi tío alimentaba mi curiosidad. Y mi curiosidad se daba ya por los libros de poemas. Recuerdo una antigua edición de la Divina Comedia con unos dibujos alucinantes. También un par de Pablo Neruda (Canto general y Tercera residencia), uno de Roberto Juarroz (creo que era Séptima Poesía Vertical), los Antipoemas de Nicanor Parra y uno muy especial, que inicialmente me llamó la atención porque tenía dos tapas. Justamente, se trataba de dos libros en uno: El muerto que habla. 48 penúltimos poemas y Poemas cortos de genio (ed. Buenos Aires Leyendo, 1970).
Todavía tengo el ejemplar, porque años después le propuse a mi tío: o me lo regalás o te lo robo. Y creo que me lo regaló.
Lo que me fascinaba de ese hombre era la manera de escribir y los temas que trataba. Pasar de Neruda a Luchi era, en ese momento, como pasar de jugar en la cancha de River al potrero. Y en el potrero, claro, estaban los amigos. Desde entonces le tomé cariño a este hombre que yo hacía viejo, no sé por qué. Un tipo tan divertido que hacía poemas con humor y palabras cotidianas, que jugaba con la sintaxis y la puntuación, merecía ser mi abuelo, así que lo adopté.
Volví a él años después, convertido ya en, digamos, lector de poesía. En los últimos años 80 comencé a conseguir algunos de sus libros, que aparecían en las mesas de saldo cuando las librerías pudieron sacar del depósito aquellos libros que habían tenido que esconder. Luchi se había exiliado en el 76 en Barcelona.
Nació en Buenos Aires en 1921 (vivió y amó Parque Chas) y murió en Barcelona en 2000, días después de cumplir 79 años. Volvió varias veces al país, pero sólo de visita. Pude escucharlo leer sus poemas en un par de ocasiones. Publicó varios libros, en Argentina y en Barcelona, entre ellos, El obelisco y otros poemas (1959), El ocio creador, al que pertenece el poema que escucharon, 1960), Poemas de las calles transversales (1964), La pasión sin Mateo(1976), ¡Gracias, Gutenberg! (1980), Jardín Zoológico (1995), y el disco Antología por mí (reeditado en CD por Buenos Aires Oyendo).
Hay una muy buena antología editada por Ultimo Reino en 2003: Paseo por la capital de Luis Luchi, que tal vez se consiga.
Anarquista, irónico, caminador de la ciudad, exaltador del amor y la amistad, buen bebedor, Luchi es un personaje oculto con el que uno no puede hacer más que encariñarse.
El Sena para mí
Sé un poco para mí
Sena, que otros poetas te poseyeron.
Me encuentro tan lejos
para nadarte o andarte en bote.
Si tuviera montones de dinero
bien sabes que apoyaría en las barandas
de tu ruta encajonada
mi cabeza con penas.
Y diría, esto lo imaginaba,
aquello está en su lugar.
O pronto descubriría un recodo
que gocé y viví
y estaré en condiciones de prever:
ahora voy a ejecutar tal palabra,
tendré una aventura
imitaré la luna
o reconoceré que estoy soñando.
Lo más seguro es que estaré soñando.
Y cómo me gustaría, Sena, andar por tus orillas
en una ola sin reposo
de tus períodos de paz.
Presiento que las primaveras
me envolverán
y estarán inquietas cuando no me sienta feliz
y yo les explicaré,
nunca podría dejar de explicarles,
que no estoy triste por ellas,
que todo lo que pueda irme bien
aquí me ocurre.
Que a pesar de haber llegado
sin ser joven,
es posible que me miren y estimen
nada más
que porque escribo versos,
nada más que por eso.
Y puede ser que me decida,
por qué no,
a tirarme en tus aguas y morir.
Y contarán de mí,
eso espero,
un poeta,
argentino,
dejaré mis documentos en regla;
se hundió en el Sena porque lo quería
habiendo tantos ríos en el mundo
y en su país.
El Blog De trasnoches y melodías de La Nación lo firma Daniel Amiano. Pegamos el post para compartir sus comentarios y, sobre todo, el poema. Por suerte está la grabación del texto leído por Luchi para que podamos disfrutar de la cadencia que el propio poeta pone a sus versos, y emocionarnos, como siempre.
Gracias por poner este hermoso poema!
ResponderEliminarLa emoción de Luchi contagia la vida.