HOMENAJE A LUIS LUCHI

Durante el mes de octubre se realizarán los actos de homenaje al poeta Luis Luchi en conmemoración del décimo aniversario de su muerte:

BARCELONA

En el Centro Cívico Pati Llimona. Regomir 3.
7 de octubre. 19:30 hs. Sala Foyer
Inauguración de la exposición de fotografía.


Presentación del libro “ESPÉRENME QUE VOLVERÉ” editado con motivo del homenaje, con ilustraciones, prosa inédita y poesía de Luchi.

Desde el 4 al 16 de octubre
Exposición de retratos de Luis Luchi, fotos familiares y con amigos de Buenos Aires y Barcelona.

En el Casinet d'Hostafrancs, Rector Triadó 53
16 de octubre
18:00 hs. Peña musical (tango, folklore, etc.)
19: 45 hs. Llamada uruguaya con tamboriles.
20:00 hs. Actuaciones musicales, teatro, danzas, lectura de poemas, títeres, espectáculo poético-musical, vídeos, etc., dedicados a recordar vida y obra de nuestro poeta.

Se cerrará el acto con murga y nueva peña.

En la antesala estarán expuestos diferentes materiales de la trayectoria poética y vital de Luis Luchi.

Habrá choripanes, dulces, bebidas, etc.

Este horario podrá estar sujeto a cambios.

Cementerio de Montjuïc
17 de octubre
Visita al cementerio de Montjuïc donde descansan los restos de Luis Luchi.

BUENOS AIRES

En el club SABER, Llerena 2727 (Parque Chas) Capital Federal

16 de octubre. 20:30 hs.
Lectura de poemas
Cuesta Arriba (trío de tango)
Turbio Tinte Trío

Vídeo

miércoles, 13 de octubre de 2010

HOMENAJE EN PARQUE CHAS Y EN BARCELONA



RECITAL DE MÚSICA Y POESÍA, EXPOSICIONES, LIBROS


Parque Chas y Barcelona, homenajearán al poeta Luis Luchi

A diez años de su muerte (ocurrida en Barcelona el 21 de octubre de 2000), un grupo de amigos, vecinos y familiares, organiza un recital de música y poesía que tendrá lugar en el Club SABER de Parque Chas (Llerena 2727), el sábado 16 de octubre a las 20.30 hs. La entrada será libre y gratuita.

Link a nota: http://www.parquechasweb.com.ar/parquechas/notas/Nota_homenaje_luchi_111010.htm


Desde el Portal de Parque Chas nos envían este anuncio del homenaje que realizarán el próximo sábado 16.

domingo, 3 de octubre de 2010

Triunfo de la antiretórica, victoria del antihéroe

Texto leído por Micharvegas en la presentación del libro de Luis Luchi,
“ Gracias, Gutemberg!”, en el auditorio de la Asociación Española de Derechos Humanos, Madrid, mayo de 1980 )


LUIS LUCHI: Triunfo de la antiretórica, victoria del antihéroe

Cada uno tiene sus formas de arreglárselas con el azar. Dicen – Napoleón dixit – que sólo el cálculo podría vencerlo. Nosotros o una generación de argentinos como nosotros, lo que intentábamos vencer no era precisamente al azar, sino al cálculo. Siendo poeta, escritor de versos, la responsabilidad era por por partida doble.

Como hombres que querían encontrar un sentido no ya individualístico para sus viditas, nos vimos en la obligación de probar con cualquier cosa que estuviera medianamente regulada. Lo que se denomina la poesía, era un campo propicio. Terrenitos jamás ni totalmente explorados ni explotados siquiera, terrenitos de nadie ( y no tierras de nadie , ya que desde siempre y por las peculiaridades de aquellos territorios, nos estuvo vedado poner los pies sobre esas extensiones latifundistas ) y donde uno, con tenacidad y trabajo, podía levantar su ranchito de palabras.
Las muchachas y muchachos de los ’60 ( claro que también tiene que ver con la línea de colectivos que hacían la ruta Constitución – Tigre Hotel! ), nos considerábamos mucho mas alienados que los
correspondientes humanos de generaciones precedentes. No era algo cuantitativo, no era sólo estar mas rayados que algunos de los que nos antecedieron. Era la nuestra una ponderación cualitativa,
un fenómeno extrañamente solitario, de mejor tela. Era una soledad superpoblada de acontecimientos vitales y desastre mortíferos: biográficos, históricos, sociales. Recuerden: Revolución Cubana, CONINTES, nevada de votos en blanco. El Onganiato. El Che en Bolivia, los provincianazos. Como se ve no había mucho lugar para el azar. La tarea era contra el cálculo.

La poesía, el poema, la poética ( formas discursivas que en el mejor de los casos se realizan cuando encuentran orejas y corazones que las oigan y abriguen ), era uno de aquellos potreros baldíos de nadie. Quien más, quien menos, traía un despiste mas grande que el de un turco en la neblina. Y si hoy yo historiso, a grandes rasgos, mi relación con el poeta Luchi, no estoy dándole cuerda a habladurías sobre relaciones interpersonales, sino que significo una manera de ser de muchos inquietos en aquella búsqueda del terrenito propio en la poesía que va del ’60 hasta los funestos ’76.

1958. Estudiantes del Centro de Medicina de Buenos Aires organizan una lectura de poemas. Eran muchachos de los barrios cercanos a la Facultad y otros, como yo, venido de los suburbios ( recuerden que hasta 1955 no había filtro selectivo y aristocratizante que impidieran que los hijos de los trabajadores ingresaran a la Universidad ). La memoria no me falla: “El evento fue todo un éxito!”, como comentaría un viejo amigo cuentista de un boliche de la Avenida Corrientes: Luchi figuraba entre los poetas que aquello jóvenes habían seleccionado para participar. Su personalidad era ya un secreto a voces: un tipo extraordinario que publica su primer libro ya casi con 40 abriles. Un personaje áspero y ácido como un vino berreta, un pelirrojo con voz de ginebra desastrosa, entonces vendedor callejero de libros que pateaba la ciudad de costa a costa,
buen amigo con un gran maletín muy sobado, mejor hermano en las mesas quemadas por puchos del bar “El estaño”, hombre convocante, reunidor y dulce y profundo como una puñalada en duelo.

Su poesía era de una compleja sencillez. Nombraba cosas y situaciones que conocíamos todos pero que, dichas por él – en eso residía su inigualable gracia -, se convertían en elementos universales. Y estoy hablando de un pan, de un afecto, de una mujer que estaba despidiéndose siempre, de un desasosiego, de un río francés.

Como no podía ser de otra forma, Luchi agrupado con una basca de amigos, tenían su propia editorial autogestionaria, “El matadero”, desde la cual, cuando los bolsillos podían porque las ganas no faltaban nunca, publicaban sus sueños. La poesía de Luchi ya andaba de boca en boca. Los ejemplares editados eran pocos y se esfumaban enseguida. Toda esta actitud era claramente una opción. Ya vendría el tiempo de la multiplicación de los panes,
mientras nos íbamos bebiendo toda el agua transformada en vino.

Todos ustedes saben que conocer a un hombre no quiere decir haberlo visto, haberse empedado juntos o haber mirado juntos adentro del pan abierto para ver si la feta era de justicia social.
Fuimos conociendo a Luchi a través de sus poemas. Es decir: de su manera de estar y ver el mundo. Su poesía es coloquial, charlada, extraída de lo oído, de lo hablado con otros o de lo dicho para sí mismo en esas largas caminatas citadinas y enciclopédicas. Pero lo bueno en Luchi era que también escribía vergüenzas que otros sepultaban, cosas dañinas y dañosas que se sorprendía poseer. Y no era autocompasivo ( ya que serlo en aquellos años era tan espantoso como ser estalinista! ) No lamía sus llagas en público como para que la barra de amigos viniera y le quitara la piedra de la mano o le recetara Cicatul para sus quemaduras. Según le diera la loca, también podía descolocarnos haciéndose el necio, el recio, el feroz. Estuvimos con él en días de auténtica ira, puteando contra viento y marea por tanto oportunismo, tanto tipo de carne convencional que se creía de bronce. Luchi era algo como el Superyó – la conciencia sobrexigente – de un submundo abismado.

Quienes les fuimos tratando, tuvimos que acostumbrarnos, sin solemnidad, a tomar la vida rigurosamente en serio. Y así el amor y las mujeres, la fraternidad y la calle, la locura, la miseria y la muerte, la velocidad del éxito y la empecinada satisfacción de andar lento a contrapelo, debieron ser tomadas como cuestiones estrictamente
serias. De Luchi aprendimos que el prestigio, esa maldición de ser “un artista conocido” en esta sociedad sostenida por millones de desgracias anónimas, era algo que, sistemáticamente, habríamos de expulsar de nuestros terrenitos. Muchos se consideraban poetas – apuntaba – porque no terminan de rellenar el renglón.

Para hacer poesía no se precisaban más que un lápiz y un papel.

Y no eran puntos programáticos. Un afirmar: “ así hay que hacer!”
No era el dogmatismo al revés de un libertario. Luchi nos mostraba que hombres y mujeres estábamos hechos de contradicciones. Quie todos nuestros días no eran otra cosa que una inmensa contradicción. Y que había sepultureros de esas contradicciones que, ya puestos a palear, sepultaban de paso cañazo nuestros días.

En él la seriedad no era la falta de alegría. Ni el rigor una circunspección. Antes bien, seriedad y rigor eran reclamar por la falta de alegría, de dignidad humana, de igualdad de oportunidades, de hambres carencias que ningún grito de rabia podría nutrir.

Habiendo tantos hombres alrededor con tan pesadas cargas, el futuro ( soñado, exaltado, reconvenido ) era una furibunda tarea del presente. No sé cuántos millones de desposeídos y marginados atraviesan por sus versos. Pero con un dedo mocho nos señaló:
Todo lo que se nos acerca, si estamos atentos con los ojos abiertos, cabe en nuestros poemas.

Luchi es uno de esos tipos que tienen sueños que no les dejan dormir. Y estaban, sí, cómo no! Las fórmulas de la cataplasma oficial, gilitos autores de confesiones publicables en suplementos literarios de grandes tiradas. O el recurso del hermetismo: colmillos retorcidos, la escritura entrelíneas, el contrabando codificado que una élite de padecedores devoraban como Genioles. Lo hablábamos ayer, en el asado criollo que siguió como fiesta al 1º de mayo: Vos, Luisito, viviste, vivís y vivirás con los ojos abiertos.

Sí, por ser hombre de lo más dilecto de nuestro pueblo, a él – y a otros como él -, no le estará permitido el juego o el refugio o la derrota de la ceguera. Poetas como éste no pueden cerrar los ojos ante tanta iniquidad actual, tanto estropicio deliberado, tanta estulticia masacradora. Luchi sabe que se puede esperar todo de aquellos que jamás tuvieron nada. De allí su amor por los que sufren y su no-adhesión abstracta al puro dolor.

En su poesía, cada palabra, a veces deliberadamente trastocada en su grafía, en su sintaxis, violada en su sacro valor semántico, no es otra cosa que el acto de una afirmación. Seguirlo en la lectura y en la comprensión polivalente de su poética, significará aceptar esa violencia constante de nuestras existencias absurdizadas.

La famosa lucidez – tan prístina en otros, tan mot just, palabra justa,
pulcra, abrillantada o tan concepto diamantino, acicalado, pretensioso –, en Luchi la encontraremos como una presencia tambaleante, un haz de luz que marcha a tropezones, como idas y vueltas de un ser confuso. Reconocer esto es dar credibilidad y existencia a una poética del humano trastocado, sustraído, forzado y extrañado de sí mismo.

Hace mucho que nos habla. Y, para nuestra fortuna, por mucho tiempo nos seguirá hablando. Eligió el verso. Su sentimiento del mundo encontró allí la herramienta más efectiva de darse a conocer. Y si no acentúa, si pareciera que no corrige, si lo que propone no aguarda conseguir toda la razón, si juega con todos los agujeros de la perforada, acribillada esperanza argentina, lo hace para hacernos sentir imperfectos, posibles, futuros y, a la vez, los más próximos a una manera de ser que no necesitará de tanteos, ni de ojos cegados o bastones blancos para enfrentar la atroz realidad laberíntica que, como argentinos, nos toca transformar.


Martín Micharvegas
2 de mayo de 1980
Madrid

lunes, 16 de agosto de 2010

PORTEÑADA EN PARÍS


Dedicada a Osvaldo Soriano

El 13 de marzo de 1997 se realizó en París la presentación del libro de poemas « Contestarse a sí mismo en el canto » de Luis Luchi, con ilustraciones de Oscar Grillo. (Ediciones Bajo el poncho).

El encuentro tuvo lugar en el « Café du coin de rue » en París XI. Como sucedía en Buenos Aires en los años sesenta cuando el grupo El Matadero organizaba sus manifestaciones culturales, y que proseguiría más tarde « Gente de Buenos Aires » , este acto creó un espacio donde se integraron diferentes formas de expresión .

Y entonces recorrimos « EL París de Rayuela » guiados por Héctor Zampaglione en su admirable exposición fotográfica. Pedro Gaeta, que impulsó y organizó este acto, participó junto a Julio Romera y Virgilio Villalba presentando sus obras plásticas. César Stroscio y Claudio « Pino » Enriquez fueron creando en ese boliche la evocación de las esquinas - «les coins de rues » - de la ciudad presente, allá, del otro lado del Atlántico. El bandoneón de César y la guitarra de Pino en un diálogo que surgía y se renovaba en la interpretación de cada tango.

En ese compartir la amistad y la experiencia estética recuerdo a Edmundo Eichelbaum leyendo el poema que le dedicó a Luchi con motivo de este encuentro.

Participaron Marie Rosse, Marcela de Grande, Marcelo Wesfreid, en calidad de presentadores de las diferentes expresiones artísticas. La traducción estuvo a cargo de Borja Calzado.

Por mi parte, fui solicitada para presentar el libro de Luis Luchi.

Transcribo aqui parte del texto que leí en esa ocasión.


« Luchi participa en la vida literaria, da su opinión, cuenta cosas que no han sido nunca historiadas y escribe. Escribe su poesía sin concesiones, en el idioma de los argentinos.

De tono conversacional, alusivo, su discurso poético preserva la memoria de una historia, de una cultura, de una ciudad pero también explora una subjetividad que se nutre y se construye a través de la escritura.

Cada libro de poemas constituye por sí mismo una obra, sin embargo, sus textos, sucediéndose, se acompañan, se completan.

Hoy aparece « Contestarse a sí mismo en el canto ». Oscar Grillo interpreta el imaginario de Luchi. Sus dibujos, de un trazo poderoso y ligero, imprimen a las escenas evocadas una atmósfera extraña ; el espanto y la espera en la noche, la figura alada de la iluminación del poema…

La poesía de Luchi es una metáfora sobre la condición humana entrampada por la soledad, la historia y la aspiración irrevocable hacia la autenticidad y la libertad.

El « yo » que él invoca es un lugar de la mirada que se transforma en una dinámica de contradicciones. Todo objeto, toda experiencia -individual y social- adquieren en su obra una dimensión literaria, pero no cumplen por ello, una pura funcion poética ; a través del acto de su escritura Luchi es un testigo consciente de su época.

Bajo una aparente simplicidad, lúcido, íntimo, identifica con un espíritu polémico la sociedad y su deriva.

Luchi persiste en recorrer calles insólitas, y percibir en la cotidianeidad de los gestos la ambigüedad de los sentimientos.

Denunciando la dificultad de vivir desvela la exaltación de la esperanza.

En mi memoria Luchi en París es una lenta deambulación por calles que se prefiguraban ya en el Pasaje Seaver, cuando escribía « El Sena para mí ».

Es la evocación de Romain Rolland, Paul Eluard, Jacques Prévert, los hermanos Reclus, tan próximos.

Es estar de pie, bajo la lluvia, en el Mont Valérien, un día de conmemoración.

Hoy París es la posibilidad de escucharlo decir sus poemas. »

Les Vallées. 1997. nenina caro


Nenina Caro, psicóloga y cuentista, formó parte del grupo "El Matadero"

sábado, 20 de marzo de 2010

Arlt

Yo pienso viejo Arlt
que si Shakespeare
hubiese vivido en nuestro país,
y en nuestro siglo.
Mejor dicho,
si alguna vez, digamos
el 15 de mayo de 1935,
metido en un café
de Corrientes y cualquier otra,
aferrado por la ventana,
alegre de descubrir la última porteñada
del mozo gallego
y amargado por la edición dominical de "La Nación"
sin leer,
en el montón con las otras.
Con un chau a un amigo que pasa
calculando las monedas en el bolsillo,
disimuladamente,
con una cancha que se adquiere
para pedir otro café
y que alcance para el tranvía.
Pienso viejo Arlt
que incluso a ese Dios,
gran inventor de muchas biblias
le sería imposible escapar
al misterio de la rara ciudad.

Indios, españoles, negros,
gauchos, orilleros,
griegos, judíos.
Cada día, cuando nos detuvimos
ante el espejo que es la ventana
a estudiar y decir, éste es nuestro dolor
y nuestra cara,
las pasiones humanas
y los fabricante de cañones
nos mandaban nuevas terceras clases
con mil nuevas maneras de amar
y de decirlo.
Mil maravillosas formas de ser hermano
y otras mil formas de dejar de serlo.
Cuando de esa masa de vidas confusas
surgían las chispas
de los cuerpos duros que chocan,
había que hacer arte,
que no podía ser tierno
y tampoco demasiado cruel.
Contar nuestra historia
con los reyes destronados
que mueren heroicos en sus gestos,
como hacerlo
cuando se vive rodeado
de todos hermosos pequeños trozos
de esa vida que formamos parte,
y la sentimos
con la ironía y perdón
con que se ve a un padre
italiano
que nos pagó el título de abogado
vendiendo verduras.
Había que contar el problema eterno
del bizco celoso,
y la tremenda mezquindad de los hombres,
que son capaces de crear hospitales de muñecas.

El drama del hombre porteño
es igual al de todos los hombres,
pero es el drama del hombre porteño,
y aunque se asombren algunos
el tango es bastante su vida triste,
ya crearemos la alegre,
cuando la sintamos.

En ese lento crecer
pusiste palabras reas
que para traducirlas necesitan media hoja
y si no me lo enseñaron todo
me ayudaron a conocer
que a las seis de la mañana
se encuentran viajando juntos
el que va al trabajo esperando muchas cosas
y el que regresa de su desnuda soledad
volviendo a ella
y todos juntos alimentan
la vida de esta ciudad,
que, porque sabemos sus penas
la queremos mejor.



El poema Arlt forma parte del libro El obelisco y otros poemas, del año 1959 y ha sido incluído en la antología Paseo por la capital de Luis Luchi del año 2003, seleccionada y prologada por Lilian Garrido. La ironía de un viaje consiste en que nunca se vuelve al lugar de partida, pero tampoco se lo deja nunca. Luchi nunca se fue de Buenos Aires.

viernes, 19 de marzo de 2010

Pablo Yanis en el trío Cuesta Arriba

Pablo Yanis es nieto de Luis Luchi. En el año 2001 formó el trío de tango Cuesta Arriba con el guitarrista Mariano Gil y el contrabajista Juan Fracchi. Desde entonces no dejaron de subir la cuesta con éxito. Cuenta Pablo que cuando le contó a Luchi que iba a estudiar bandoneón, al viejo se le iluminó la sonrisa. El tango y el bandoneón fueron temas que unieron al abuelo y al nieto en una medida diferente. En el disco Sin Seguro, del año 2007, el trío interpreta el tema "A Luis Luchi", compuesto por Eduardo Rovira.
Queremos destacar que el trío fue finalista en el Pre Cosquín 2010 en el rubro "Conjunto Instrumental". Y Pablo Yanis fue el ganador del Premio al Mejor Músico. Qué sonrisa se le habrá puesto al abuelo Luchi cuando se enteró!
Aquí la web del trío http://www.cuesta-arriba.com.ar y a continuación el vídeo donde interpretan el tango "Linea D" en esa final.

jueves, 18 de marzo de 2010

El mural de Parque Chas, homenaje a Luis Luchi

EL MURAL
MITOLOGIA PORTEÑA-PARQUE CHAS,
DE PEDRO GAETA

FUE DECLARADO DE INTERES CULTURAL POR LA LEGÍSLATURA PORTEÑA

La Obra, Mitología porteña-Parque Chas, que se encuentra en el club El Trébol de Parque Chas, realizado por el artista Pedro Gaeta, fue declarado de interés cultural por la Legislatura Porteña.

En la obra están representados los personajes típicos como Carlos Gardel, que sonríe junto a la orquesta y el bandoneón. En la pintura además aparecen los parroquianos que solían jugar a las barajas en el club y el gato gris que vivía en las instalaciones. También está representado el poeta Luis Luchi, el poeta de Parque Chas, gran amigo de Gaeta.

El mural fue pintado en setiembre de 1989 por el primer grupo de muralistas que dirigió el pintor, Gustavo Benito, , Natalia March, Pedro Sisnero, Gabriela Sosti y Analía Falcón, ellos pertenecían al Grupo Taller Expresión a cargo de Pedro Gaeta quien se encargó de la dirección y producción del mismo.

El mural fue pintado al látex acrílico sobre una pared interna del club y mide 5 x 2,50 metros.

Todo aquél que quiera visitarlo y observarlo con sus propios ojos puede hacerlo, el Club Social y Deportivo El Trébol está ubicado en Gándara 2840 pleno corazón de Parque Chas.

BREVE BIOGRAFIA DE PEDRO GAETA.

Pedro Gaeta artista plástico y vecino del barrio, vivió toda su niñez en Parque Chas y actualmente sentó raíces en “La viña del señor”, nombre con el que bautizó su casa en Villa Ortúzar.

Inicio sus estudios en la escuela Nacional de Bellas Artes. En 1957 realizó su primera exposición individual en la Galería H. Durante.

A fines de los 50 participó del grupo de jóvenes poetas y pintores surrealistas y comenzó a exponer con el grupo de Arte Nuevo. Junto a su gran amigo Luis Luchi, el poeta de Parque Chas, formó parte del grupo “Gente de Buenos Aires”.

Ejerció la presidencia de la SAAP (Sociedad Argentina de Artistas Plásticos) en dos periodos consecutivos 1973-1975 y 1975-1977.

Residió en España y Francia donde realizó varias exposiciones. Desde hace 21 años también ejerce la docencia en “El Taller de Artes Plásticas Expresión” que creara junto a otros dos jóvenes artistas en el Barrio de Colegiales.

Una de sus pinturas está representada en uno de los vítreaux de la estación “Tronador”de la línea “B” de subte que se inauguró el año pasado.

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Pedro Gaeta fue un gran amigo de Luis Luchi. Lo inmortalizó en el mural "Mitología porteña" que decora el club social El Trébol, de Parque Chas, donde ambos vivieron horas y horas de tertulias entre amigos de esa entrañable y laberíntica república.

generación abierta.com.ar


Apuntes sobre Luis Luchi

Por Lilian Garrido

A quienes estén interesados en las biografías puedo contarles, por ejemplo, que Luis Luchi nació el 11 de octubre de 1921 en Villa Crespo, pero que a los 5 o 6 años de edad cambió los pagos de Adán Buenosayres por el laberíntico Parque Chas. Ejerció distintos oficios- fue obrero gráfico, vendedor viajante de libros y, principalmente, poeta -único oficio no abandonado-.

Por los años '60, integró el grupo El Matadero, que curiosamente tenía más que ver con la narrativa que con la poesía. El Matadero, nombre relacionado con la obra homóníma de Esteban Echeverría, considerada como el primer cuento argentino, era un grupo de cuentistas (Guillermo Cantore, Nenina Caro, Blas Raúl Gallo, Mario Lesing, Arminda Ralesky y Lubrano Zas, entre otros), que había elegido como punto de reunión el café El Estaño de Talcahuano y Corrientes -bautizado por ellos como El Gardelito-, y que tenía la idea de crear una editorial con selección oral y pública de cuentos. Nuevo Teatro les prestó más de una vez la sala donde el grupo leía sus relatos y el público, convertido en una especie de asamblea, definía la publicación con su aprobación o su rechazo. "Buscábamos publicar a jóvenes con determinada ideología, que escribieran bien, con sentido popular y que la cultura fuera parte de la revolución que estábamos haciendo" -dijo Luchi en una oportunidad-. Esta democracia en la decisión de publicaciones no prosperó y terminaron ellos mismos seleccionando los cuentos a editar, ya sea reunidos en "El Gardelito" o en algún otro bar del centro. Nunca supe si el único cuento que publicó Luis Luchi en su vida, El brasilerito, fue producto de las asambleas populares o de aquellas tertulias desordenadas y heterogéneas. Lo cierto es que El brasilerito apareció en una antología titulada Cuentistas Argentinos Contemporáneos, editada por El Matadero en 1961.

Desde Barcelona, muchos años después, Luis Luchi le hizo un guiño a sus compañeros narradores, ya que la editorial que publicó en España sus libros de poemas Resumen del futuro (1 984) y Mishiadura en las dos ciudades (1 993), se llamaba Ediciones del Escorxador, palabra que significa «matadero" en catalán. Aunque este homenaje, justo es reconocerlo, se limitó al nombre, pues el espíritu de participación y polémica que recorría las mesas de El Gardelito se había perdido. A fines de los '60 y en los '70, su amistad con el músico Eduardo Rovira, el poeta Roberto Santoro y el artista plástico Pedro Gaeta, sumada al sentido social que compartían y a la necesidad de realizar actividades culturales, fue el puntapié inicial del grupo Gente de Buenos Aires. Los cuatro tenían fuertes puntos en común respecto del mundo que querían y por el que luchaban, así que no les resultó difícil llevar adelante su propuesta. Y si bien jamás se sentaron a escribir un programa, tuvieron en claro desde el inicio algunas cosas, que cumplieron al pie de la letra: llevar el arte a los barrios, buscar la mayor participación posible e integrar las artes entre sí.

"El eje se trasladó a los barrios", explicó Luchi en una entrevista, refiriéndose a que clubes, escuelas y sociedades de fomento eran los escenarios elegidos para las exposiciones de pintura, presentaciones de libros, recitales de música y poesía y conferencias. "Eran reuniones muy participativas y la gente se enganchaba muchísimo. Si se organizaba una muestra de poemas ilustrados (o poemas-pintura, como prefiere llamarlos Gaeta), cada poeta estaba presente y leía sus poemas. Solía haber músicos, también". Gracias a las actividades de Gente de Buenos Aires, la voz de Luis Luchi quedó registrada en el disco simple Tango de música a lo lejos y su letra impresa en tres libros editados por el Grupo Los rostros, Poemas (1946-1955) y La pasión sin Mateo.

Su primer libro, El obelisco y otros poemas, apareció en 1959 y desde entonces se perfila como un poeta ciudadano, más aun, de la ciudad de Buenos Aires: el porteño que leía a Luis Luchi podrá darse cuenta de que está "hablando" con otro porteño. Hay una manera de decir que reconocemos nuestra en el voseo, en la ironía -sarcasmo a veces-, en las sutilezas, en el mundo referencial de las comparaciones, en las frases hechas, en el cruce con las letras de algunos tangos y hasta en el tono nostálgico de muchos de sus poemas. El uso de un lenguaje cotidiano y sencillo, los clisés, las palabras del lunfardo, los refranes, apoyan también el tono coloquial que recorre toda su poesía, y su sintaxis a veces descuidada es parte del mismo juego. El humor ácido y crítico es otro elemento destacable.

-Decíme, Luchi, ¿coincidís con lo que otros han dicho de tu poesía?
Hay críticos que olvidan algo fundamental: yo escribo para decir cosas que tienen que ver con un pensamiento y con una propuesta. No estoy con el artepurismo ni tengo nada que ver con la Torre de Marfil. Mi poesía se dirige al hombre. En este mundo poético donde todo, absolutamente todo, puede ser materia del poema, el centro es el hombre y sus dichas y desdichas cotidianas.


La muerte de Luis Luchi
El adiós a un hermano del alma

Luchi fue para mí más que un amigo, un hermano del alma. Lo conocí como vecino en el barrio de nuestra infancia, Parque Chas; años después nos reencontramos en grupos de escritores y pintores que ambos frecuentábamos. Con compañeros de otras disciplinas artísticas, realizamos una intensa actividad cultural a la que se agregaba una fervorosa y consecuente militancia política.
A mediados de los ´70, y hacia distintos destinos, los dos viajamos a Europa; él se radicó en Barcelona, yo anduve mundos hasta anclar en París, ciudad que a los dos nos fascinaba. La distancia no logró alejarnos, y nuestros encuentros solían tener lugar a orillas del Sena.
Yo volví a Buenos Aires; él prefirió quedarse en el lugar que le dio asilo -donde por otra parte fue más pòrteño que nunca- pero nos visitaba siempre que podía. Fue así que asistió a la presentación de su libro "Jardín Zoológico" y al encuentro "Todos con Luchi, todos" que, a pesar suyo, organizamos en su homenaje en el Club "El Trébol" de nuestro barrio.
Lo esperábamos para que participara en la presentación de "Amores y Poemas de Parque Chas", carpeta que teníamos en preparación , pero su salud se fue apagando de a poquito hasta motivar su internación. No se recuperó y nos dejó el 21 de octubre, diez días después de haber cumplido 79 años. Todos nos habíamos hecho a la idea de que, por haber vivido todos los riesgos, Luchi era inmortal; lo es a través de su recuerdo, que permanece, y de su extensa obra poética, que lo trasciende.

Pedro Gaeta


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